Cuatro días duró la travesía de este cubano que, después de realizar un "curso acelerado" de Windsurf de nueve meses decidió dejar atrás su pasado en Cuba para comenzar una nueva vida en el coloso de Norteamérica. Atravesó viento y marea en el mar desde Playa Jibacoa, al este de La Habana, sorteando tiburones con apenas una botella de agua y diez caramelos.
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