La capital de Italia se deteriora y una organización ciudadana lleva a cabo reformas de manera clandestina. Su trabajo es también su forma de protesta para avergonzar a la política: "En vez hacer sabotajes, reparamos aquello que la burocracia ha sido incapaz de reparar". El Grupo de Obreros de Emergencia (GAP) arregla fuentes, pinta pasos de cebra y siempre deja su firma: un martillo y un destornillador.
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