Actualidad y sociedad
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El hogar siempre vale la pena - Contra el diluvio

Podemos reconocer la tormenta de emociones que nos abruma al ver cómo se deshace nuestro mundo, podemos procesar esas emociones y podemos volver a levantarnos para proteger lo que seamos capaces. No tenemos que ser ni unas ciegas optimistas ni unas fatalistas. Podemos ser humanas. Podemos ser desordenadas, imperfectas, contradictorias, frágiles. Podemos reconocer que desesperanza no significa impotencia.

| etiquetas: cambio climático , esperanza , ecología , ecoansiedad

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