No hace falta ser padre o madre para ver la enorme indignidad de estos delitos. Pero cuando tienes a menores a tu cargo, todo se multiplica hasta el infinito y cada una de estas muertes de pequeños seres se siente casi como propia. No me refiero sólo a muertes físicas, sino también a muertes psíquicas. Cuando se viola o se abusa sexualmente de un menor se le mata por dentro y se le carga de una suciedad interna que arrastrará consigo toda la vida. Cuando muere un niño muere por dentro toda la familia...
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