Como publicó La Opinión de Murcia en febrero de 2021, el prelado y varios de sus colaboradores recibieron el pinchazo profiláctico por anticipado y valiéndose todos ellos de un ardid: se hicieron pasar por capellanes de una residencia de ancianos, lo que les incorporaba a los grupos de riesgo sujetos a prioridad. Lorca acabó pidiendo disculpas y aseguró que no supo "calcular las consecuencias" de vulnerar los protocolos establecidos. De haberlas conocido, dijo, "no lo habría hecho".
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