Érase una vez una empresa que, con una exactitud propia de un reloj suizo, tenía cada año el mismo índice de incidencia: 100 accidentes por cada mil trabajadores. Habida cuenta de que en su sector la mayoría de las empresas tenían índices mucho peores, los responsables de la empresa no se sentían felices, pero tampoco preocupados por su situación. “Es que esto es una fábrica, no una oficina”, decía el gerente cuando alguien insinuaba la posibilidad de que quizá eran muchos accidentes.
|
etiquetas: prevencion de riesgos , accidentes de trabajo , siniestralidad laboral