Si no me lo llegan a decir, no me hubiera dado cuenta. Estás nervioso, vas con prisa, es difícil percatarte de una cosa tan sutil”. Lo dice una de las miles de personas (7.000 inscritos) que el pasado domingo opositó a una de las 28 plazas de vigilantes de sala del Museo del Prado. La sutileza que se le pasó por alto a este opositor -que no a otros- fue la siguiente: el examen de inglés básico -una de las diversas materias a examinar- “tenía truco”, quizá involuntario, pero truco
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