Para evitar el derroche térmico, los caseros de las viviendas con mala calificación energética (etiqueta G) estarán obligados a realizar obras para aislarlas correctamente o tendrán que retirarlas del mercado cuando renueven sus contratos. Los inquilinos podrán obligar legalmente al arrendador a que haga reformas si se trata de una vivienda 'energívora' a partir de la entrada en vigor de la ley en enero del 2023.
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