Todo empezó en el año 2016. Forestalia, una compañía tenía menos de 100 empleados en ese año, resultó ganadora en las grandes subastas renovables de 2016 y 2017 frente a gigantes como Endesa o Naturgy. En el sector nadie lo entendía. Posteriormente, Forestalia decidió vender los permisos de generación de energía renovable a otras compañías como Repsol, BP o el fondo Bruc Energy. Esta forma de actuar siempre ha hecho que se plantee a Forestalia como una empresa que intercambia permisos administrativos más que el negocio a largo plazo.
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