Seis empresas occidentales que están liderando la distribución de las vacunas contra el COVID-19 son responsables de una crisis de derechos humanos sin precedente, por su negativa a renunciar a los derechos de propiedad intelectual y compartir la tecnología de las vacunas. La rápida aparición en 2020 de vacunas eficaces contra el COVID-19 es un hito de la ciencia, de los Estados financiando investigaciones y de laboratorios que empezaron la producción en tiempo récord.
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