Los vi por primera vez de buena madrugada en un tren en Murcia, hace ahora muchos años, y supe que iban a trabajar al campo bajo un sol hirviente y con jornales de miseria. Tenían facciones andinas o magrebíes o subsaharianas, fisonomías muy diferentes a las mías, llegadas desde otras latitudes para desempeñar las tareas más elementales de la cadena productiva. Sobre ellos recaen esos trabajos forzosos y mal remunerados de los que no somos conscientes cada vez que desfilamos por el pasillo de verduras del supermercado. Hace apenas unos días...
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