Europa se enfrenta ahora a la que probablemente se convertirá en la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. No sólo por lo que ha pasado hasta ahora, sino por lo que seguirá ocurriendo. Ante esa situación, los gobiernos de la UE han reaccionado ignorando su responsabilidad, regateando con las insufientes cuotas que la Comisión Europea quería asignarles y haciendo declaraciones que denotan una total falta de compasión y solidaridad con las víctimas de una guerra.
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