El Estado es que un bombero, un militar o un médico aparezca por tu calle destrozada. Si pasadas las horas y pasados los días nadie aparece, no hay Estado, sino fracaso y horror. Un fracaso y un horror rotundos e indiscutibles. Pónganse en la piel de esos vecinos valencianos abandonados sin agua, luz ni comunicaciones, pero con mucho miedo. Entenderán bien su ira contra el Estado. Contra todo él, porque nada de él apareció cuando más se le necesitaba. Repartir culpas mirando el organigrama del Estado español es tan sencillo como insuficiente.
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