A la mañana siguiente, Iba a trabajar con el corazón en un puño por si mis pacientes se habían suicidado. En la cárcel donde estuve éramos cinco médicos para 2.000 presos. No había psiquiatras, éramos nosotros mismos los que teníamos que encargarnos de medicar y tratar a personas con trastornos mentales graves. ¿Cómo se maneja esta situación?". María es una médica que trabajó en la cárcel de Picassent, en Valencia. Comprobó de primera mano el abandono de la psiquiatría penitenciaria, famélica de sanitarios y con una comprensión muy pobre...
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