Detrás de esos números de teléfono alargados e interminables desde los que nos apelan sin conocernos para ofrecernos tal o cual servicio, o la otra compañía de teléfonos tratando de ganarse nuestro favor para hacer que nos cambiemos, la historia que hay es la de centenares de personas en situación de precariedad laboral. Allí su productividad se mide como la de nadie. Casi nadie tiene el puesto, y por tanto el salario, asegurado.
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