La empresa española de reparto Jinn, que llegó a Londres tras conseguir 6,5 millones de euros de fondos inversores, ha recibido grandes críticas por parte de los medios británicos debido a las condiciones de precariedad laboral que ofrece a sus repartidores que trabajan en situación de falsos autónomos. Jinn ofrece un servicio de reparto a domicilio con un sistema similar al utilizado por otras empresas como Deliveroo o Glovo, en el que los repartidores figuran como autónomos pese a tener una relación laboral
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