Comenzamos un nuevo año, el número 18 del siglo XXI y con él la segunda década va acercándose a su fin. En España hace ya unos años que llegó una corriente con evidentes riesgos orwellianos de convertirse en algo muy distinto a lo que en teoría persigue, hablo de la felicidad en el trabajo. Si un trabajador es feliz, entonces es más productivo. Como todo lo relacionado con emociones o sentimientos humanos, funciona bien en la teoría y llevado a la práctica comienzan las dificultades.
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