"Me sorprendió lo rápido que subió [el agua]... más de un metro en un par de horas. Pasé de estar preocupado por nuestra propiedad a estar preocupado por nuestra seguridad". Al final, un barco era la única salida. La experiencia del Sr. Bowstead se ha vuelto cada vez más común para los australianos. En los últimos tres años, incendios forestales e inundaciones sin precedentes han matado a más de 500 personas y miles de millones de animales. La sequía, los ciclones y las mareas anormales se han apoderado de las comunidades.
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