El ocio nocturno y la circulación de vehículos son las dos principales fuentes de contaminación acústica de la ciudad, según publica El País. El insomnio, dolores de cabeza o subir el volumen de la televisión para poder escucharla son parte del día a día de los afectados. Los ruidos nocturnos alcanzan los 55 decibelios, diez puntos por encima de los niveles máximos aconsejados por la Organización Mundial dela Salud.
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