Se llama Sergio y es de Marbella. Y hasta hace poco, todos le conocían allí por su trabajo de conserje en un colegio público. Además de por su gran afición por El Real Madrid, que le llevó a fundar y presidir la primera peña madridista en la localidad malagueña. Lo que tal vez nadie imaginaba es que este conserje y ferviente madridista, que trabajaba a diario entre niños y adolescentes en un centro educativo, era en realidad el principal cabecilla de una supuesta organización criminal dedicada al tráfico de cocaína en la Costa del Sol.
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