¿Pero qué broma es esta de que una señora, acusada judicialmente de lucrarse como partícipe en los actos delictivos de su marido, dimita o sea obligada a dimitir de ministra y permanezca como diputada o representante del pueblo justo el día en que se va a debatir sobre corrupción en el Congreso de los Diputados? ¿Es indigna para ser ministra y digna para ser diputada? ¿Qué pasa, que no le ha dado tiempo a buscarse una puerta giratoria?
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