Hasta ahora se pensaba que los simpatizantes de VOX comían niños, tenían cuatro patas y cantaban el Oriamendi en la ducha. Tras el acto de VOX en Vistalegre, que reventó la plaza de gente normal, de esa que se ducha a diario y hasta se pone desodorante, los redactores de los medios generalistas estaban desolados.
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