Llegó primero Sandra Sánchez y luego vino Damián Quintero (con la medalla de plata lograda este viernes) para que el aficionado al deporte descubriera que España es una potencia mundial, sobre todo en las katas donde se lucha, sin contacto físico, con un rival imaginario. Un karate español que no ha querido desaprovechar la única cita olímpica de este deporte para llevarse dos medallas y enseñar a dos prodigios, dos karatecas impresionantes.
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