(...)Solo una vez se asomó la risa a mis labios visionando este engendro abominable y fue cuando el jefe de una empresa de recogida de basuras está al borde del vómito y del desmayo cuando tiene que seleccionar a mano desechos orgánicos (...)Infíltrense, si pueden, en los partidos políticos y en los consejos de administración, en las cúpulas bancarias y en las sentinas financieras, no humillen a los humillados, no ofendan a los ofendidos, no se burlen si no quieren ser burlados.
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