El gas radón forma parte del aire que respiramos y es incoloro, inodoro e insípido. Emite radiación ionizante como resultado de la descomposición natural del uranio-238 que forma parte de las rocas de la corteza terrestre. Desde el subsuelo asciende y puede filtrarse al interior de viviendas y lugares de trabajo a través de grietas, fisuras y juntas mal selladas. En ocasiones alcanza concentraciones peligrosas para la salud, por lo que cabe preguntarse cuánto radón hay en nuestros hogares y puestos de trabajo.
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