Parece que todos ganen con los ERTE, y de ahí se derivan todas las prórrogas que estamos viendo, cuatro hasta la fecha, pero es una figura laboral presenta un lado oculto: la fuerte tensión experimentada en las arcas públicas. Y no es para menos, se deja de percibir gran parte de las cotizaciones, bonificadas hasta el 80%, y se asume el coste de las prestaciones porque afrontan el 70% de la base reguladora del sueldo en los primeros seis meses y más adelante el 50%. Además el trabajador no consume paro.
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