Es trágico despertarse con noticias como la que ha ocurrido esta madrugada en Hanau, pero resulta todavía más terrible pensar en las posibles motivaciones del crimen: estas píldoras que nos llegan del país germano son solo la punta del iceberg de un racismo latente durante décadas, y que ahora campa a sus anchas por todo el país. Lo acontecido demuestra lo absurdo de pensar que el racismo y la extrema derecha solo son fuertes en el este del país. Hanau se encuentra a 32 kilómetros de Frankfurt, el centro financiero de Alemania.
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