Existe una inaplazable necesidad de transformar el espacio público de nuestras ciudades —término en el que no sólo entran los parques y las plazas, sino todas las calles, vías y avenidas— en espacios más habitables y de más calidad. Si tenemos en cuenta que aproximadamente el 70% del espacio de nuestras calles y avenidas está ocupado por automóviles, en circulación o aparcados, esta mejora de nuestros espacios comunes pasa por reducir la superficie ocupada por los coches y devolvérsela a la gente. Sorprendentemente, nadie dentro de los especial
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