Un estudio de la Universidad de Huelva, en colaboración con científicos de la Universidad de Granada-CSIC (Instuto Andaluz de Ciencias de la Tierra), confirma la conexión entre las balsas de fosfoyesos y el estuario del Tinto. El proceso de mareas introduce durante la pleamar agua en las balsas, y la bajamar facilita que después salga al estuario ácida y cargada de metales pesados contaminantes. Las conclusiones, tras unos dos años de trabajo, señalan la ineficacia de las restauraciones que se han acometido hasta ahora.
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