Las vacunas tienen mercurio, causan asma e introducen en el organismo elementos ajenos. Esos son algunos de los argumentos de las campañas antivacunación que han causado en Rumanía una epidemia de sarampión que se ha cobrado ya 13 vidas. "Las informaciones erróneas, muchas veces tendenciosas, que no se basan en métodos científicos o datos reales deben terminar para que no afecten a la salud de nuestros niños", dice a Efe el presidente de la Sociedad Rumana de Microbiología, Alexandru Rafila, quien responsabiliza a esas campañas del brote.
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