La última muestra es la disparatada reacción en Twitter por parte de varios colectivos al gesto de perdón que tuvo Rafa Nadal con la joven recogepelotas a la que acababa de propinar un buen pelotazo fortuito durante el Open de Australia. Vincular el detalle de Nadal con el movimiento
#MeToo, que denuncia desde 2017 el machismo y el abuso, es adulterar la lucha por la igualdad y empañarla de histeria.