Se han gastado muchas bromas estos días, algunas sin la mayor intención o deseo de zaherir, otras cargadas de inquina, acerca del precio satisfecho por el Santander para adquirir el Popular (un euro). Pero el fracaso de una entidad de depósito (quiebra, reestructuración, recuperación, resolución, rescate, venta…), se instrumente de un modo u otro, ni hace gracia ni es una buena noticia para nadie. Los accionistas y los titulares de deuda convertible en acciones del Popular han contemplado impotentes la volatilización de su inversión.
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