Los numeritos de Vox en el Congreso, como por ejemplo también el de Macarena Olona encarándose a una periodista en los pasillos, son algo más que una pérdida puntual de las formas: pretenden servir de guía para sus acólitos, extender la agresividad por toda la sociedad. Saben que esto posee un efecto mimético entre sus simpatizantes e incondicionales, quienes acaban concluyendo que si sus líderes se comportan de ese modo, por qué no van a actuar ellos de la misma manera...
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