Sin un ápice de autocrítica, la dirección del Partido Popular de Pablo Casado no tiene previsto modificar ni una coma de su estrategia de oposición a pesar de haber encajado en Catalunya el peor resultado de su historia, quedándose como la última fuerza política del Parlament sin conseguir beneficiarse del hundimiento de Ciudadanos y tras no haber conseguido evitar el temido sorpaso de Vox, que en las elecciones del domingo triplicó en escaños al PP, entrando en el nuevo hemiciclo catalán como la primera fuerza con 11 escaños.
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