Desde la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014 (por la presión popular ante los escándalos de corrupción, amantes y cacerías que salieron a la luz entonces) hasta hoy, la monarquía se las prometía felices con la entronización de Felipe VI ”El Preparao” y la puesta en marcha de la maniobra de una segunda transición que tapara las vergüenzas borbónicas que dejara sin mácula al nuevo rey. Pero los hechos son tozudos y lejos de ser una balsa de aceite su reinado, a Felipe VI, desde entonces, le están lloviendo chuzos de punta.
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