Hace unos años se hablaba mucho de la adicción a sustancias como el cannabis. Luego llegó la avalancha científica sobre los efectos del enganche a las pantallas y ahora, quizá, les ha tocado el turno a las aplicaciones para encontrar pareja. El auge de estas apps es notable, aunque el estudio de sus efectos psicofisiológicos no se desarrolla a la misma velocidad. Desde la creación de la primera –Grindr, en 2009–, han surgido muchas otras con diferentes opciones y un objetivo común: conectar personas con un fin afectivo y sexual.
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Me das un poco de karma amigo?
Además luego hay otro problema añadido y que después del match vienen la "entrevista", ya sea por chat o presencial y ahí la cosa ya es de película de terror, madre mía cómo están las cabecitas, las historias que he escuchado.
Después de 3 meses usando varias de estas apps tengo para escribir un libro.
Es difícil encontrar una pareja con intención de largo plazo a través de estas apps. Al final quedan para lo que se usan: para conocer gente y echar un kiki de vez en cuando.