En sus memorias, Billy Wilder contaba que una vez subió a un avión y una hermosa azafata sueca le dijo que le recordaba a Schwarzenegger. “¿Por mi impresionante físico?” bromeó el octogenario director. “No. Por su horrible acento austriaco”. Algo parecido le ha pasado a Ana Botella, la hacendosa azafata de congresos y exposiciones que el PP ha colocado a los mandos de Madrid entre alcalde y alcalde. Que Terminator le recuerda a Jose Mari por los abdominales.
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