Irán desarrolló un sistema bancario en la sombra y una amplia red de empresas ficticias y cuentas encubiertas en China, Turquía, Singapur y Hong Kong para evadir sanciones y mantener su comercio internacional. El año pasado, antes de la invasión de Ucrania, Moscú notificó a Washington su intención de continuar su venta de armas al régimen islámico y de completar la construcción en Irán de otra planta de energía nuclear. Ahora Moscú cobra deudas a Teherán, como la construcción de la planta nuclear de Bushehr, un pilar del programa nuclear iraní
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