Olga se unió a la Defensa Territorial un día después de que Putin ordenará invadir Ucrania. No se alistó sola: su madre y su hermano también se reclutaron el mismo día. "No había muchas opciones, o luchamos o vivimos como esclavos de Rusia", sentencia mientras caminamos por la devastada ciudad de Chasiv Yar, en el Dombás. Antes de la guerra, era abogada y trabajaba en un bufete de la capital. Hoy es la comandante de un grupo de morteros –desplegado a menos de 1.500 metros de las líneas rusas–, su nombre de combate es Bruja.
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