Los habitantes de uno de los pueblos más fríos del mundo, Oimiakón en Siberia, se despertaron ayer con temperaturas de -60ºC. En la capital regional, Yakutsk, el mercurio cayó hasta los -40ºC pero eso no hizo que la gente dejara de disfrutar del invierno. Al contrario, numerosos post en Instagram muestran que es importante ver la parte divertida de una situación heladora como esa.
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