La presidencia brasileña del G-20 ha abierto una rara oportunidad para rescatar algunas de las metas más relevantes de los ODS. La comunidad internacional no debería desaprovecharla. El año 2024 no hará historia en el camino del desarrollo internacional. Los avances hacia la erradicación de la pobreza y el hambre —los dos pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para 2030— se han ralentizado.
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Espero que no se esté insinuando que el hambre y la pobreza sean cosas malas o negativas, porque eso estaría dejando en mal lugar a mis amigos los defensores del derecho de hacer nacer a los hijos en la pobreza, lo cual sería aporofobia, si nos atenemos a los altos estándares éticos e intelectuales de Menéame.