En Andalucía, en España, apenas hay casos de una calle con el nombre propio de un animal en concreto, de uno al que se recuerda de forma exacta con ese sesgo de humanización que supone asociarlo a una palabra inconfundible que le distinga de los demás. Es el caso de Canelo, una especie de Terrier que en realidad era un mil leches. Un mestizo noble y sereno del color que justificaba su apelativo. Una calle, lateral y colindante al Hospital Universitario Puerta del Mar, lleva su nombre. Toda la ciudad conoce la leyenda –urbana, por tanto– que pro
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