La entrada de los germanos en la historia podría situarse alrededor de 230 a. C., cuando dos de sus tribus saquearon la ciudad griega de Olbia, junto al mar Negro. Habría de pasar más de un siglo para que se produjera el primer gran choque entre Roma y los germanos, esta vez cimbrios, teutones y ambrones... Al llegar al siglo IV, el Imperio se ha convertido en un colador. Roma está en crisis y los pueblos vecinos pugnan por traspasar sus fronteras. Donde se logra taponar una fuga se abre otra, hasta que el escape es imparable.