Pasada ya la cumbre de la vida
-que dijo el clásico-,
ahora todo es descenso.
Desde allí arriba
-recuerdas-,
se veía el paisaje
con una claridad vertiginosa:
los lugares que mejor no haber pisado
y los que ya nunca pisarás.
Por suerte y por desgracia, unos y otros
se irán desdibujando
entre la niebla.
Te preguntas si esto
no debería preocuparte más.
Karmelo C. Iribarren