Me estoy haciendo viejo,
he ahí un hecho
incuestionable,
una verdad absoluta
de la que se desprenden
circunstancias varias,
todas ellas adversas para mí.
Por ejemplo:
ya no puedo ir a ninguna parte
y decir que quiero llegar rápido,
ahora ya sé a dónde voy,
el tiempo no es un concepto abstracto
del que me pueda reír,
está aquí siempre, a mi lado,
como ese conocido incómodo
al que nos es imposible despistar.
La vida se lo va tragando todo,
la muerte se frota las manos,
y en el cielo, qué te voy a contar,
hace siglos que se acabaron las localidades.
En fin, para qué más.
Sin esperanza, pero con
veinte euros,
me encamino hacia el próximo bar.
Karmelo C. Iribarren