Desde mi ventana
veo el tejado del edificio de enfrente.
El invierno está siendo duro
y las chimeneas trabajan a pleno rendimiento.
Buscando camuflarse entre las nubes
se alejan hacia el cielo
grandes penachos de humo gris.
Igual que a tantas otras
que forman parte de mi vida,
a esta imagen tampoco le queda mucho.
Es una sensación extraña, irreal.
Me acerco a un mundo
en el que mis recuerdos
no van a tener dónde ocurrir.
Karmelo C. Iribarren