El mundo está parpadeando
como una bombilla vieja de desván
a punto de extinguirse.
Pero a nadie le importa.
Seguimos avanzando tan felices,
cada vez más a oscuras
hacia no sabemos dónde.
Libres al fin
de la tiranía de los dioses.
En los labios, la sonrisa obligatoria.
Karmelo C. Iribarren