«He tenido que cagar en este arbusto de aquí, como una alimaña del bosque, y secarme con una servilleta de mi bar, de esas de celulosa», protesta el hostelero, aún en cuclillas y parapetado detrás del follaje. «No es ya una cuestión de apoyar a la hostelería, es un tema de reciprocidad. De dejar que cague una princesa en tu bar sin siquiera consumir y esperar a cambio un trato semejante. Un día por ti y otro por mí. Pues resulta que no, que aún hay clases».
|
etiquetas: zarzuela , apretón