La obra cinematográfica de Satoshi Kon con se ha caracterizado por ser tan corta como influyente. A lo largo de sus 9 años de carrera firmó cuatro títulos: Perfect Blue en el 97, Millennium Actress en 2001, Tokyo Godfathers 2 años después y, finalmente, Paprika. Todas tienen algo en común: el tema de la memoria, la identidad y el jugar con la idea de desdibujar el límite entre realidad y sueño. Sus personajes principales, casi siempre femeninos, tienen dudas constantes sobre su propia existencia.