De entre las experiencias sexuales que conoció grabando el formato hay una que llama la atención: dar una patada en los testículos a un hombre con esa preferencia sexual. "Es terrible, me costó mucho. Me dolió hasta a mí. Y luego comprobé que no tenía truco y que tenía una erección, porque le toqué. Llevaba unas muñequeras con el número de patadas recibidas y en una llevaba ya 2000 y en la otra mil y pico. Le quedaban 700 para llegar al récord Guinness. Le gustaban las patadas en los cojones.
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